La Caldera, centro de creación de danza y artes escénicas, se instaló en lo que habían sido los cines Renoir y el edificio se adaptó a las nuevas necesidades pero no se había intervenido en el bar y hacía falta una renovación.

La propuesta es una operación puntual y de bajo presupuesto para organizar el área de bar y cocina en su totalidad.
Concretamente se gira la posición de la barra hacia el vestíbulo y se conecta mucho más directamente con la cocina abriendo un nuevo paso para dar lugar a circulaciones más orgánicas. También se condiciona el espacio de fuera para generar un lugar de relación y acogida al visitante. La elección de materiales y el proyecto lumínico están pensados para crear una atmósfera más cálida, confortable y acogedora.